domingo, 3 de mayo de 2015

Adios Mari...

Ayer en el trabajo me han dado una mala noticia, Mari, la señorina rubia y pequeñina que tímidamente me contesto "si, yo se las cuido" cuando pregunté por esas orquídeas llenas de flores, que me encontré hace 3 años en la consulta de Julio, cuando fui a sustituirle y que para mi sorpresa no eran recién compradas, ha muerto repentinamente a mediados de abril, me quede fría, Mari siempre que iba por allí, estaba a lo suyo, limpiando y cuidando las innumerables plantas que tenía repartidas por el centro: en la sala de espera, en el jardín de fuera y hasta por el aparcamiento, con una soltura y un gesto del que está en su propia casa, se la veía cómoda y feliz, la mayoría de las veces cuando la veía, alguna vez también con gesto de tristeza, como sabía que ella era extremadamente tímida, me apresuraba a saludarla antes de que se escabullera a seguir con sus menesteres, por ratos me olvidaba de ella, cuando horas mas tarde la oía por ahí todavía haciendo no se que, pero sin parar.

 En gran medida le debo a ella la pasión por las orquídeas, además de que, junto con Delfina, me recuperó a mi primera orquídea (Lazaro) que llevé al centro con 2 hojas arrugadas y 1 raíz pequeñita.

Pero la verdad es que a Mari se le daban bien todas las plantas, por lo menos las que tenía allí, se empeño un día en regalarme una planta de "la peseta", aunque le dije que yo ya tenía bastante con no matar las orquídeas me dijo: "si son facilísimo de cuidar, además, el que tiene esta planta no le falta nunca el dinero" así me convenció rápidamente, y aunque parezca un milagro, después de mas de 2 años la plantita de la peseta que me regaló, sobrevivió a las vacas flacas y desde hace unos meses (cuando me convencí que no se moría y decidí comprarle un tarro mas grande y tierra nueva) cuadriplicó su tamaño y esta estupenda.

Había quedado en regalarle a Mari una orquídea, me la pidió ella misma, pero comencé a ir muy poco por el centro (esto de la cada vez mas precariedad laboral) y entre que se me olvidaba y pensar lo de que "ya se la traeré", suponiendo eso de que tenemos todo el tiempo del mundo, nunca lo hice.

Estoy triste, Mari tenía solo 59 años, tenía una vida muy dura y era una mujer muy trabajadora y se le veía noble, dicen que nadie muere del todo cuando permanece en nuestra memoria, y Mari está en la mía constantemente cada vez que veo a mis orquídeas.

Gracias preciosa, descansa en paz.

Para Mari

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